Quién es el enemigo. En varias ocasiones, durante las últimas semanas, escuché a algún político u operadores políticos, utilizando la palabra, enemigo. Haciendo mención clara, a todos aquellos que no son simpatizantes de su causa. En verdad, se trata de un vocablo poco feliz. Casi se podría decir que agresivo, intolerante y belicoso en extremo. Son esos términos que debemos utilizar con mucho cuidado y ante situaciones muy contadas. El enemigo, es todo ente o elemento que nos aleje del bienestar, cordialidad, respeto. Lo que atente contra la alegría, ilusión, optimismo, solidaridad, felicidad y esperanza de la sociedad en su conjunto.
Son quienes cultivan la inacción, la desidia, la ambición desmedida, el fanatismo, el odio y la ignorancia en cualquiera de sus vertientes. Por otra parte, en todos los ordenes de la vida y en política especialmente, se pueden tener discrepancias con gente que piensa diferente. Pero en todos los casos, dentro y fuera de todas las ideologías o grupos; se debe buscar el mismo objetivo, la felicidad de todos. Y la confianza del pueblo, se debe honrar con acuerdos básicos, que aseguren el bienestar de la sociedad toda. Es menester entonces, evitar todo aquello que no aporte al bien común, a la buena relación y al trabajo conjunto en la discrepancia.
Decadencia en todos los niveles
Es una pena observar la decadencia en todos los niveles. La falta de ejemplos positivos, gente que muestre el camino correcto. Especialmente en quienes pretenden ser los líderes. En su mayoría, liderazgos sostenidos en pies de barro. Cimientos tan frágiles, que para sostenerse dedican más tiempo a ensuciar la cancha. O a evitar que quienes vienen en asenso dentro de su propia facción, con capacidad y fuerza, puedan superarles. Hoy constatamos, que en la mayoría de los países, agrupaciones políticas, religiosas, sindicales, empresariales, etc. Tienen el control avechuchos nefastos, que se dedican a perder el tiempo y recursos en esas lides estériles.
Y en la búsqueda de ese sendero que nos lleva a ser gente de bien, íntegros y respetuosos del bien común. Debemos buscar ejemplos en nuestro entorno cercano. Seguramente alguien a nuestro alrededor, es un ejemplo a seguir en algún aspecto. Aunque también con seguridad, no los observamos con la atención que se requiere. Y no me refiero a líderes políticos y sus seguidores más fanáticos, que muestran una imagen decadente, amarga y desencajada. Sino a gente cercana de verdad, que en el desarrollo de sus actividades, muestra un proceder ejemplar. Personas del montón, que destacan por seguir las viejas enseñanzas ancestrales. Seres ética y moralmente impecables, que no necesitan ningún control. Son sus más estrictos censores.
se impone un dialogo diferente
Por eso, se impone un dialogo diferente, que se inspire en las coincidencias, en lo que es posible acordar sin ninguna otra condición ni letra pequeña. Un ámbito donde se proceda con franqueza y teniendo en cuenta lo que de verdad importa. El bienestar y la felicidad de toda la sociedad. En resolver cosas muy sencillas y de todos los días. Decisiones que permitan a la gente de a pie sostener dignamente a sus familias. Trabajando honradamente para lograr cubrir esas necesidades básicas que nos dan satisfacción y tranquilidad. Y dejar de hacernos perder el tiempo, los recursos y el talento en estériles luchas sin sentido por una cuota de poder efímera.
Ya va siendo hora de acorralar al verdadero enemigo, ese que se apodera de la voluntad de mucha gente. Ese que nos convierte en tristes marionetas de los manipuladores de turno. Es tiempo de ser más rigurosos. Y de exigir más rigor en quienes pretenden tener el liderazgo, no alcanza solo con hablar bonito. Ni decir lo que queremos escuchar, para luego hacer todo lo contrario. Necesitamos gente talentosa y competente, con una inteligencia superior, basada en afectos y emociones positivas. Seres humanos de verdad, con empatía y capacidad de trabajo para dar soluciones. Personas generosas, que reconozcan y permitan el crecimiento de quienes desde abajo son capaces de brillar por sí mismas.